¿Como informarnos correctamente?
En esta época, es difícil poder decir que uno está desinformado. En general, sobre cualquier tema, desde cualquier perspectiva, en Internet hay de dónde aprender. Todos podemos, si así lo decidimos, buscar qué hace que nuestra comida favorita sea la que es, desde el punto de vista psicológico, nutricional y evolutivo, todo en unos quince minutos y sin movernos de una silla. Aún así, mucho de lo que encontraríamos sería contradictorio, o peor aún, basado en casos personales que no tienen peso científico.
Todos, incluido yo, hemos tenido problemas decidiendo sobre si ese artículo del calentamiento global es completamente cierto, o sobre si esos estudios que dicen que hay un vínculo directo entre el cáncer y la ingesta de proteína de origen animal son confiables. Y es que esta información no confiable que fácilmente llega a nosotros puede llegar a influenciar grandes decisiones en nuestra vida. Por ejemplo, muchas veces hemos escuchado sobre ese familiar de un amigo que lleva toda la vida de fumarse un paquete diario de cigarrillos y tiene noventa y cinco años, y a partir de esta información parcializada, basada en un solo sujeto y contradictoria con los estudios científicos confiables, decidimos que fumar tres o cuatro cigarrillos al día "no está tan mal".
La interrogante entonces es: ¿cómo obtener información fidedigna? Hay muchas fuentes en Internet, si es ahí donde queremos buscar, que no fallan. Google scholar hace un excelente trabajo, permitiendo incluso refinar la búsqueda por artículos más recientes o más citados. Fuera de este motor de búsqueda, podemos también elegir buscar directamente en libros, los cuales son fuentes muy confiables (siempre apuntando a la edición más actual). Muchas revistas científicas como Science y Nature, por mencionar algunas, permiten buscar artículos dentro de sus sitios, con los cuales uno, sin necesidad de pagar (porque, aceptémoslo, no nos interesa realmente leer todo el estudio) puede buscar en Google el resumen. Un estudio confiable tiene varias características, pero en general es fácil saber si lo es con solo tomar en cuenta tres variables: cantidad de personas que participan en el estudio, qué tan reciente es y qué tan bien diseñado está el experimento.
Ahora bien, no es necesario que nos imaginemos tomándonos la tarde de todos los domingos para revisar todos esos post de Facebook que vimos en la semana, es simplemente averiguar sobre lo que nos afecta o nos interesa. Si yo sé, por ejemplo, que mi mamá sufre de diabetes desde los cuarenta, es una cuestión de diez minutos encontrar el estudio más reciente sobre diabetes y su efecto hereditario.
Son en realidad pequeños pasos, esos que se sienten naturales, que no requieren esfuerzo, los que queremos dar para ser más saludables. No se trata necesariamente de hacer una "dieta" o formar parte de una ideología, sino más bien, simplemente, de tomar pequeñas decisiones saludables, incluir hábitos simples que generen bienestar, y tener clara la meta. Los cambios grandes son los que uno menos debería notar, y esto se logra no tratando de tener una perspectiva total, sino enfocándonos en el detalle, en las cosas pequeñas y en el camino por recorrer hacia la meta.
